LA PACIENCIA

LA PACIENCIA

Durante este año una de las aptitudes que he ido cultivando mucho es la aceptación y la paciencia, y muchos me habéis dicho que cómo se podía aprender a cultivar la paciencia.

Siento que las dos aptitudes van de la mano, ya que si cultivas la paciencia llegarás a entender lo que es la aceptación, de la cual hablábamos la semana pasada.

¿Para qué queremos cultivar la paciencia?, ¿Para qué nos sirve en nuestro día a día?

La paciencia, nos ayuda a mantener la calma, en situaciones adversas, a actuar en vez de reaccionar.
Jeffrey Brantley dice: “La paciencia es la capacidad de afrontar la dificultad con calma y autocontrol (…) A menudo la impaciencia surge cuando el ego, la parte autocentrada de cada uno de nosotros, clama por que las cosas sean diferentes a como son.

Hay una cierta sabiduría que sostiene la paciencia está sabiduría reconoce que las cosas tienen un ciclo vital y que luego no siempre lleva la voz cantante. Conforme asumas esta verdad, tu paciencia se hará más fuerte. A fin de ser más paciente, hacia aprender a reconocer la impaciencia. Se consciente de la tendencia apresurarte a cada instante para pasar al siguiente.”

Nuestra vida nos impulsa a la impaciencia. Procuramos esperar lo que tenga que venir, no es algo que a veces se dé de forma natural. Tenemos que trabajar para conseguirla. La paciencia es simplemente dejar que las cosas vengan tal y como tengan que venir, sin controlarlo. 

Al ser paciente te das cuenta de que algo te está afectando, pero no te dejas llevar por lo que ocurre, aprendes a parar, y pensar antes de actuar. Y te ahorras malos ratos.


La impaciencia no tiene que ver tanto con la velocidad, sino con la falta de aceptación. La impaciencia habla el lenguaje de la resistencia y la inconsciencia, del rechazo y la intolerancia, mientras que la paciencia se expresa en forma de aceptación y de lucidez.

Cuando ponemos el foco en aquello que no depende de nosotros conseguimos que nos invada la impotencia y la queja. Si ponemos la mirada en aquello que efectivamente depende de nosotros, evitamos que compañeros de viaje desagradables nos fastidien el día: las sensaciones tóxicas que desata la impaciencia se quedan con nosotros por más tiempo y además no consiguen ser la solución.

Internamente sabemos que todo se despliega según su propia naturaleza. Depende de nosotros tener esto presente y permitir así que nuestras vidas se desplieguen del mismo modo.

¿Tienes la paciencia de esperar a que el lodo se asiente y el agua se aclare?

¿Eres capaz de permanecer inmóvil hasta que la acción correcta surja por sí sola?


La paciencia es una forma de sabiduría. Demuestra que comprendemos y aceptamos el hecho de que las cosas se despliegan cuando les toca. Un niño puede intentar ayudar, rompiendo la crisálida, a que una mariposa salga, aunque por regla general, la mariposa no resulte en nada beneficiada por el esfuerzo. Cualquier adulto sabe que la mariposa sólo puede salir cuando le llega el momento y que no puede acelerarse el proceso.

Lao Tse

El valor de la espera nos ayuda a mantener la concentración sin que nos desesperemos y sin que nos preocupemos más de la cuenta. Para fortalecer estos aspectos y adquirir una mayor paciencia el mindfulness es un recurso excelente, que nos ayuda a adquirir esta actitud ante la vida.

Jon Kabat-Zinn

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