El fuego es un elemento masculino, así como veíamos en el agua lo sutil y lo femenino, en el fuego encontramos, algo dinámico y exigente, que busca formas de crecer y arder con mayor intensidad.
Este elemento representa la fuerza interna, la pasión y el poder interior (diferente al poder sobre otros) acoge, destruye, transforma, atrae, es sonoro es inestable, pasión, intensidad, extroversión, acción, arriesgado, dominante, fuerza.
El Fuego es activo y dominante, no está dispuesto a permitir que las circunstancias tomen la iniciativa. Significa voluntad. Voluntad de ser, creando así nuevos esquemas de comportamiento.
Es el elemento transformador, que convierte la energía pasiva en dinámica a través de la voluntad. La tarea inicial del elemento fuego en nosotros, es romper los viejos esquemas y superar la inercia.
El fuego es la influencia transformadora capaz de destruir la forma y liberar energía.
La persona de fuego tiende más bien a abrirse camino en la vida que esperar el momento en que las energías externas le proporcionan el impulso necesario, son emprendedoras. Son personas que no disfrutan de la inmovilidad. Cuando las circunstancias les obligan a soportar una situación estática, ello les provoca depresión y una sensación de estancamiento.
El fuego es un elemento emocional, pero tiende a las emociones más activas y dinámicas: Rabia, júbilo, exaltación, entusiasmo. Les cuesta más enfrentarse con la tristeza y la depresión. A la gente fuego no les gusta mostrar ni tristeza ni dolor, su respuesta típica es tomarse a broma su propia infelicidad. Incluso cuando están deprimidos son capaces de hacer que los demás se sientan mejor.
Al ser un elemento de combustión el fuego rige el metabolismo y es responsable de la regulación y distribución de la energía metabólica por todo el cuerpo.
Cuando el elemento fuego se encuentra en equilibrio, observamos voluntad, poder, autoafirmación, autodisciplina, calidez, viveza, compromiso, acción transformadora. En cambio, cuando hay desequilibrio, aparecen conductas adictivas, pensamientos obsesivos, baja autoestima, inseguridad, aislamiento, impotencia. Miedo al rechazo y al abandono.
Cómo potenciar el elemento fuego:
Romper la inercia: Haciendo algo diferente, rompiendo patrones y planteando nuevos retos.
Correr: Correr es un ejercicio intenso y altamente energizante que ayuda a romper con la inercia.
Respiración de fuego: Consiste en inhalar por la nariz mientras inflas la tripa y exhalar por la nariz mientras desinflas la tripa. … pasando a respiraciones torácicas o abdominales pero con los ritmos opuestos o sin coordinar.
Abdominales: Estos incrementan el tono muscular en la zona que abarca el elemento fuego.
Posturas de Yoga que ayudan a balancear el elemento fuego:
Purvottanasana: (elevación pélvica) con manos apoyadas por detrás de la cadera y rodillas dobladas o piernas extendidas.
Navasana: postura del barco
Suryanamaskara: A y B (saludos al sol con atención en la activación de brazos y manos)