Estuve pensando cómo transmitir que es para mí el Yoga, y la meditación, ya que las dos cosas van de la mano, y he decidido, que lo mejor es contaros desde el principio…
Yo comencé a practicar Yoga hace unos 15 o 18 años, y me costó unos años entender bien la filosofía, lo que los profesores me decían, concéntrate en la respiración, no trates de llegar a la postura, es un proceso etc. etc.
Me di cuenta que tan importante es la energía vital, que todos buscamos, y es parte del Yoga, de acuerdo con la tradición del yoga, el prana –fuerza vital– no solo gobierna los cinco sentidos, sino también todo el cuerpo. Es él prana el que nos permite experimentar la vida.
Se dice que, si una parte del cuerpo no funciona bien, es probable que tenga deficiencia de prana. Prana es la energía vital que fluye a través de la respiración. La clave está en ver qué hacemos con nuestra respiración para que aumente o disminuya el prana.
Cuando comenzamos una práctica de Yoga, una de las primeras lecciones que aprendemos es respirar con el diafragma e inhalar y exhalar por la nariz. Cuando hacemos ejercicio en el gimnasio o corremos la respiración es diferente, a menudo pasa por la nariz y sale por la boca.
Una vez que se introduce conciencia en la respiración, la práctica de âsanas (posturas) en una clase, para fue todo un desafío tenía que estar ocupada entendiendo la postura, pensando en la respiración, viendo al profesor, había días que pensaba que el Yoga no era para mí, que eso era algo que nunca se podía conseguir. Me olvidé de prestar atención al flujo de la respiración.
Con la práctica y la disciplina, todo eso fue secundario y lo primero para mi era la respiración, poder estar en la postura y dejar fluir el prana por mi cuerpo. Cómo ya hemos escuchado muchas veces Yoga significa unión, y la práctica de yoga fue desarrollada inicialmente para lograr que estemos más en armonía con nosotros mismos a través de la vinculación de la mente, el cuerpo y la respiración.
Las veces que salgo de una clase completamente cansada, me doy cuenta que no estoy en armonía, ya que a menudo no es sólo el cuerpo el que está agotado, sino que nuestras mentes también pueden sentirse cansadas. Siempre pensamos que salir agotado es el objetivo, para obtener prana esa energía vital, y no es así, puede ser que te sientas mejor momentáneamente debido al aumento de endorfinas y sudoración. Pero, cuando nuestra energía se agota después de una clase de yoga, hemos eliminado gran parte de nuestro prana.
El yoga debe darnos energía, no quitárnosla como sucede en el ejercicio físico. Por lo tanto, la conciencia en la respiración, equilibrada y uniforme, es clave para la liberación de tu mayor potencial; tu fuerza vital.
Para muchos, este es el objetivo final del yoga: acceder a ese potencial, al prana y con ello, mejorar nuestras vidas. Y algo muy importante que he reconocido es que esto va mucho más allá del deseo de tener más flexibilidad o hacer posturas acrobáticas o relajantes. Y lo que en realidad me ayudó, fue cuando comencé a dominar la respiración diafragmática en la postura de meditación comencé a dominar de forma natural mientras practico âsanas (posturas).
En el momento en que mi respiración pierde uniformidad y profundidad, lo que hago es una pausa entre posturas y recupero el control del ritmo constante de la respiración. Y así empiezas a controlar el prana, a expandir una vida plena llena de vitalidad, equilibrio y energía. Te sientes vivo, en cada momento de tu vida, y eso es Yoga.