īśhvarapraṇidhāna = ī śhvara + praṇidhāna
īśhvara fuerza guía y protectora; el ser omnisciente y primordial; el maestro de todos los maestros anteriores; el alma libre de todas las aflicciones, karmas y frutos de los karmas praṇidhāna entrega completa; reconocimiento completo; abrazar con fuerza; manteniendo en el centro de la vida.
Juntos, īśhvarapraṇidhāna se refiere a tener una fe completa en el poder guía y protector de la Realidad o Verdad Absoluta. Ya que la Verdad no es exclusiva o privilegio de nadie ni de nada. Todos tenemos derecho a la Verdad y a reconocer que a ella se puede llegar por diferentes caminos.
También se suele traducir como “entregar los frutos de tus acciones a lo divino”. Este Niyama nos enseña la entrega a la fuerza vital o a lo supremo, que nosotros interpretamos que significa nuestro yo superior, esa luz perfecta y constante que arde en nuestro interior. Siempre está brillando a la espera de ser vista cuando te abres a las posibilidades de la expansión infinita.
Se podría ver como olvidarnos de nosotros, desde la perspectiva del ego, vernos inmersos en el mundo, reconocer que formamos parte de una red infinita, derrumba nuestra visión de túnel.
Cuando un aspirante a yoga descubre la posibilidad extraordinaria que su propia práctica de yoga (incluyendo meditación, pranayama, asanas) representa para establecer esa conexión con una fuerza superior a él mismo, cambia por completo su perspectiva de por qué y para qué práctica. Se da a sí mismo la oportunidad única de convertirse en canal de la gracia cada mañana; de dejarse guiar en sus decisiones por una fuerza superior a sí mismo. Se abre a que cada uno de sus actos, por el resto del día, quede inmerso en un plano más humano, más compasivo y de mayor integridad personal.
Yoga
Hacer yoga se parece mucho a la jardinería. Como jardinero, cultivas la tierra, siembras semillas, las riegas y con diligencia arrancas todas las malas hierbas. Se sabe que en realidad el jardinero no puede hacer florecer sus flores, pero hace todo lo posible para crear las condiciones óptimas para que eso suceda.
De manera similar, como practicante de yoga, No podemos forzar al corazón o la mente a abrirse. Pero podemos participar en el proceso, comprometiéndonos con nosotros mismos, prestando atención a cómo el cuerpo y tu mente se desarrollan a lo largo del camino y rindiéndonos al resultado. Ishvara pranidhana nos aporta la paciencia y la capacidad de recibir con confianza los frutos de nuestras acciones.
Sé que la entrega y el soltar no es un precepto fácil, especialmente en la cultura en la que vivimos, de cómo hemos sido educados. Desde que nacemos estamos inmersos en un mundo de competitividad y de excelencia: ser el más inteligente, el más rápido, el más brillante, el más atractivo, el que más logra, ser el más listo, etc., etc.
Los mensajes sobre la importancia de ganar bombardean constantemente nuestros sentidos, de formas concretas y sutiles. Y si no eres el mejor, si no te sales con la tuya, cuando no realizas tu deseo, lo ves como un fracaso, o pérdida, y comenzamos a tener el concepto de entrega como un sinónimo de derrota, de fracaso o pérdida de control.
Este precepto Ishvara-pranidhana significa dedicarte a hacer todo lo mejor posible – sin apegarse a los resultados-, reconocer que formas parte de algo más grande que tú mismo y aceptar esa verdad expandida.
“Cuando las personas se entregan, dejan de preocuparse por las cosas pequeñas y amplían su perspectiva para tener una visión global»
La sensación de libertad se expande por el cuerpo, la mente y el espíritu.
Cambiar tu perspectiva de lo que tú deseas a lo que necesita la empresa es una forma diferente de contemplar la responsabilidad.
En vez de limitarte a preguntar: ¿He completado las tareas del trabajo que se me ha encomendado?, la pregunta expansiva sería: ¿He hecho lo posible para servir a la empresa?
O cuando te preguntas ¿Son ellos los responsables? Pregúntate mejor ¿En qué medida soy yo responsable respecto al conjunto?